sábado, 30 de noviembre de 2013

                                                                   
                                                                              "Frases Eduardo Galeano"
 
 
Quien no se hace el vivo va muerto. Estás obligado a ser jodedor o jodido, mentidor o mentido. Tiempo del qué me importa, el qué le vas a hacer, el no te metás, el sálvese quien pueda. Tiempo de los tramposos: la producción no rinde, la creación no sirve, el trabajo no vale. En el Río de la Plata, llamamos 'bobo' al corazón. Y no porque se enamora: lo llamamos 'bobo' por lo mucho que trabaja.
 
Si un libro se puede leer impunemente, no vale la pena tomarse el trabajo. Cuando los libros están de veras vivos, respiran; y uno se los pone al oído y les siente la respiración y sus palabras son contagiosas, peligrosamente, cariñosamente contagiosas…
 
 
El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar...
 
El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza: Si usted ama, tendrá sida. Si fuma, tendrá cáncer. Si respira, tendrá contaminación. Si bebe, tendrá accidentes. Si come, tendrá colesterol. Si habla, tendrá desempleo. Si camina, tendrá violencia. Si piensa, tendrá angustia. Si duda, tendrá locura. Si siente, tendrá soledad.
 
 
Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen...
 
 A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.
La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.
 
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo.
 
Pobres contra pobres, como de costumbre: la pobreza es una manta demasiado corta, y cada cual tira para su lado.
 
Quien no tiene miedo al hambre tiene miedo a la comida. Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Dios me ofrecía castigos y recompensas, me amenazaba con el infierno y me prometía el cielo; y yo temía y creía.
 
Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.
 
 
Como Dios, el capitalismo tiene la mejor opinión sobre sí mismo, y no duda de su propia eternidad.
 
¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios.
 
La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será.
 
 
Día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños.
 Los hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana.
 El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa.
 
El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura.
 Y a los del medio, a los niños que no son ni ricos ni pobres, los tienen atados a las patas del televisor, para que desde temprano acepten, como destino la vida prisionera.
Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños.
 
 Darwin nos informó que somos primos de los monos, no de los ángeles. Después supimos que veníamos de la selva africana y que ninguna cigüeña nos había traído desde París. Y no hace mucho nos enteramos de que nuestros genes son casi igualitos a los genes de los ratones.
 Ya no sabemos si somos obras maestras de dios o chistes malos del diablo.
 
...Nosotros, los humanitos: los exterminadores de todo, los cazadores del prójimo, los creadores de la bomba atómica, la bomba de hidrógeno y la bomba de neutrones, que es la más saludable de todas porque liquida a las personas pero deja intactas las cosas, los únicos animales que inventan máquinas, los únicos que viven al servicio de las máquinas que inventan, los únicos que devoran su casa, los únicos que envenenan el agua que les da de beber y la tierra que les da de comer, los únicos capaces de alquilarse o venderse y de alquilar o vender a sus semejantes, los únicos que matan por placer, los únicos que torturan, los únicos que violan. Y también... los únicos que ríen, los únicos que sueñan despiertos, los que hacen seda de la baba del gusano, los que convierten la basura en hermosura, los que descubren colores que el arco iris no conoce, los que dan nuevas músicas a las voces del mundo y crean palabras, para que no sean mudas la realidad ni su memoria.
 No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

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